Hace casi dos años, en la ciudad de Barcelona, realicé un gesto de sustracción y cambio en el medio urbano. Acudí a las oficinas del centro de Plaza Cataluña y sustituí unos folletos turísticos conocidos por unos propios en los que había introducido modificaciones. Los folletos que diseñé eran aparentemente iguales que los originales pero su parte interior era diferente, se visualizaba el mapa de la ciudad en los que añadí fotografías de situaciones desagradables consecuentes de la llegada del turismo masivo.

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